La madrastra de Veranna, Sheila, recuerda exactamente cómo se sintió durante su primera visita al Hospital Infantil Lucile Packard de Stanford.
Sintió alivio. Alivio de que hubiera un equipo listo para brindarle a Veranna el tratamiento que le cambiaría la vida y que tanto necesitaba. Alivio de que una trabajadora social estuviera disponible para ayudar a su familia con los desafíos de tener a un hijo hospitalizado y a otros cuatro en casa, a 193 kilómetros de distancia. Pero, sobre todo, sintió alivio de saber que podía confiar la vida de Veranna a esas personas.
“Soy muy protectora con ella frente a todos”, dice Sheila. “Cuando conocí al equipo del Hospital Infantil Packard, supe que podía confiar en ellos”.
A Veranna le diagnosticaron una enfermedad autoinmune que le provocó hepatitis, cirrosis y, finalmente, insuficiencia hepática. Veranna también sufrió una pancreatitis que la obligó a ser hospitalizada en varias ocasiones.
Un trasplante de hígado era la mejor opción para Veranna. Sheila y su esposo, Rondell, comenzaron la angustiosa espera, con la esperanza de que pronto encontraran un donante compatible.
La llamada que lo cambió todo llegó a las 10 de la noche de un día del pasado mes de octubre.
El hígado del donante fue totalmente compatible y, tan solo 11 días después, Veranna pudo salir del hospital y trasladarse temporalmente a la cercana Casa Ronald McDonald de Stanford. Durante todo este tiempo, voluntarios y trabajadores sociales brindaron apoyo a la familia. Una organización llamada There With Care les entregó alimentos para que Sheila pudiera cocinar para su familia, creando así un ambiente hogareño.
“Significó muchísimo para nosotros”, dice Sheila.
Veranna pasó dos meses en Palo Alto antes de poder regresar a casa y retomar donde lo había dejado.
“Veranna está muy bien ahora mismo”, dice Sheila. En abril, Veranna asistió a su baile de graduación con sus compañeros. Tiene la esperanza de ir a la universidad y algún día estudiar medicina para seguir los pasos de sus gastroenterólogos porque, como le dijo a Sheila, “quiero hacer lo que ellos hacen y ayudar a otros jóvenes en mi situación”.
Gracias por ayudar a Veranna y a su familia a superar algunos de los momentos más difíciles de sus vidas. Gracias a su apoyo, junto con el increíble equipo del Hospital Infantil Packard, Veranna tiene un futuro muy prometedor. «Mi deseo para Veranna es que logre todo lo que se proponga», dice Sheila. «Quiero que tenga una vida adulta normal. Ha tenido una adolescencia difícil. Ahora puede hacer todo lo que planea. Estamos emocionados por lo que nos depara el futuro».
Estén atentos a Veranna el 23 de junio, ya que ella, Sheila y toda su familia se unirán a nosotros para Summer Scamper y Veranna nos ayudará a contar los días para el inicio de la carrera de 5k/10k.
