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Como muchos niños de Aspen, Colorado, Peyton aprendió a esquiar poco después de aprender a caminar. También le encanta el hockey sobre hielo, o al menos la versión para preescolares. «Hay un estanque en su escuela», dice su madre, Kirsten, «y juegan allí con pelotas y palos».

Es algo extraordinario si se tiene en cuenta que Peyton nació con atresia pulmonar, una malformación de la válvula que envía la sangre del corazón a los pulmones para oxigenarse. Kirsten tenía 30 semanas de embarazo cuando los médicos de Colorado diagnosticaron la afección en Peyton, su segunda hija. «No hay una Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales en Aspen, y tenemos familia en California», explica. «Así que investigamos y decidimos que el bebé naciera en el Hospital Infantil Lucile Packard».

Cinco días después del nacimiento de Peyton en 2007, los cardiólogos del Hospital Packard intentaron abrirle la válvula pulmonar mediante un catéter. Le realizaron un segundo cateterismo a las seis semanas. Luego, a los tres meses, el Dr. Frank Hanley, jefe de cirugía cardiotorácica pediátrica y catedrático titular de la Cátedra Lawrence Crowley de Salud Infantil, le practicó una cirugía a corazón abierto, aumentando así el flujo sanguíneo a los pulmones de Peyton.

En total, la familia pasó tres años y medio en California, viajando entre East Bay y Packard cada vez que Peyton necesitaba atención médica. «Pensé que iba a ser una experiencia horrible», dice Kirsten. «Pero, en retrospectiva, la atención que recibió Peyton fue simplemente fenomenal». Hoy, cuenta, «no tiene ninguna limitación física. Está feliz como una lombriz. Incluso desconocidos me han dicho que debería tener su propio espectáculo de comedia».

Durante su estancia en el Área de la Bahía, Kirsten dio a luz a un segundo niño, con lo que la familia pasó a tener tres hijos: la mayor, Skylar, Peyton y el pequeño Logan. Además, tomaron una importante decisión financiera: realizar una donación sustancial al Centro Cardíaco Infantil del Hospital Infantil Packard.

“Los fondos aportados por la familia de Peyton han permitido al Centro Cardíaco incorporar a Pilar Ruiz-Lozano a su equipo docente, una profesional con amplia trayectoria”, informa el Dr. Daniel Bernstein, jefe de cardiología pediátrica, quien se muestra agradecido. “La Dra. Ruiz-Lozano ha recibido reconocimiento mundial por su trabajo pionero en el desarrollo cardíaco y el papel de las células madre en la reparación del corazón”. Además, el dinero permitirá al Dr. Bernstein contratar a un investigador postdoctoral, lo que brindará a Ruiz-Lozano y a sus colegas la ayuda que tanto necesitan para buscar nuevas curas y terapias para pacientes como Peyton.