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Los tumultuosos acontecimientos del año pasado, con la pandemia del coronavirus, la crisis económica mundial, las protestas de Black Lives Matter y los conflictos electorales, han magnificado los problemas de desigualdad de género y racismo sistémico.

Para ayudar a abordar estos desafíos, la Facultad de Medicina de la Universidad de Stanford ha lanzado el Centro Global para la Igualdad de Género en Stanford. 

“Ahora es el momento. Se están produciendo cambios tectónicos a nivel mundial”, afirma Sarah Henry, directora ejecutiva del Centro. “Con la llegada de la COVID-19, especialmente, estamos viendo los impactos de género de la pandemia. La mayor carga recae sobre las mujeres, especialmente las mujeres de color. Por lo tanto, es un momento crucial para construir nuevas formas de hacer las cosas, porque las antiguas ya no funcionan. Si no abordamos las causas fundamentales de estas desigualdades, habremos perdido una gran oportunidad”.

El Centro busca mejorar la salud y la prosperidad mundial mediante soluciones innovadoras con base científica que aborden el problema generalizado de la desigualdad de género. El profesorado del Centro, en colaboración con colegas de Stanford y otras instituciones, investigará enfoques eficaces para lograr la igualdad de género. Posteriormente, trabajará con organizaciones de Estados Unidos y del mundo, incluyendo Kenia, para canalizar esos resultados en programas efectivos sobre el terreno, centrándose en cuestiones que abarcan desde la distribución de vacunas hasta el agua potable y el saneamiento, y la producción agrícola. 

“Nuestra investigación demuestra que, si realmente queremos alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, es fundamental abordar las causas profundas de la igualdad de género”, afirma Henry. “Podemos aprovechar la mejor investigación basada en la evidencia para crear nuevas soluciones a los problemas más acuciantes del mundo, ya sea en la intersección entre género y clima, género y saneamiento del agua, o género y liderazgo gubernamental”. 

Acelerando el impacto a través de la filantropía 

Heather Bresch, exdirectora ejecutiva de Mylan Pharmaceuticals, ha realizado una importante contribución para proporcionar fondos iniciales al recién creado Centro. Bresch decidió invertir en la iniciativa porque la consideró una oportunidad de ser socia fundadora de una iniciativa que refleja su larga pasión por la igualdad de género y tiene el potencial de generar cambios tangibles.

“Creo que el Centro tiene la posibilidad de generar un impacto positivo y espero formar parte de él”, dice Bresch. “Comenzamos esto en un momento único. El problema de la desigualdad de género está muy presente en nuestro mundo y se ha hecho dolorosamente evidente en muchos movimientos, como #MeToo, que lo han puesto en primer plano. Si bien la capacidad y la ética laboral no entienden de género, la oportunidad sí lo hace”.

Bresch es la primera mujer en dirigir una compañía farmacéutica de la lista Fortune 500 y afirma haber "vivido la realidad de la desigualdad", habiendo encontrado numerosos obstáculos en su camino hacia la prominencia. Ha defendido durante mucho tiempo el valor de la igualdad de género y ha hecho de las políticas de inclusión una piedra angular de su liderazgo en la farmacéutica global, de la que se jubiló este otoño.

Lloyd Minor, MD, Decano Carl y Elizabeth Naumann de la Facultad de Medicina, dijo que ve al Centro como "una oportunidad única para abordar algunas de las desigualdades de larga data que han obstaculizado el progreso en la salud y el desarrollo global.

“Creemos que la iniciativa tiene el potencial de ser un motor para la creación de soluciones innovadoras basadas en evidencia que realmente puedan impactar la vida de personas en todo el mundo”, afirma Minor.

Viatris Inc. (“Viatris”) también ha contribuido con una importante donación para la creación del Centro. «Con la misión de empoderar a personas de todo el mundo para que vivan de forma más saludable en cada etapa de la vida, Viatris se enorgullece de ser uno de los primeros financiadores del nuevo Centro Global para la Igualdad de Género en Stanford, dado nuestro compromiso compartido con la salud y la igualdad a nivel mundial», afirma Lara Ramsburg, directora de asuntos corporativos de Viatris. «Esperamos apoyar al Centro para lograr avances significativos hacia la igualdad de género con el lanzamiento de esta importante iniciativa». 

Red colaborativa: local y global

El Centro colabora con varias organizaciones, entre ellas la Fundación Bill y Melinda Gates. Sarah Henry y el Dr. Gary Darmstadt, director del nuevo Centro y decano asociado de salud maternoinfantil en Stanford, colaboran con la organización sin fines de lucro en su esfuerzo por incorporar la igualdad de género en todas sus inversiones y estrategias.

Otro socio clave del Centro es el Centro de Innovación de Género de Kenia, una iniciativa público-privada que ocupa seis nuevos edificios en el campus de la Universidad Internacional de Estados Unidos-África en Nairobi. Su objetivo es desarrollar programas comunitarios modelo para abordar las desigualdades de género.

Como socio programático del centro, la función de Stanford es impulsarlo atrayendo a investigadores y socios comunitarios que puedan impulsar nuevas ideas y enfoques. Stanford también establecerá un centro de datos y desarrollará una base científica para nuevas políticas e iniciativas que promuevan la igualdad de género.

“Creemos que es importante realizar investigaciones rigurosas para identificar qué funciona. Después, colaboraremos con nuestros socios para implementarlo en la práctica”, afirma Darmstadt. “Nos entusiasma la oportunidad de reunir a expertos de nuestra comunidad y de África Oriental para analizar qué innovaciones interdisciplinarias pueden surgir de ello”.

El Centro se beneficiará del acceso a un grupo extraordinario de talentos en el campus de Stanford, ya que los profesores y el personal trabajarán con colegas en salud global, salud materna e infantil, derechos humanos, humanidades y otras disciplinas.

“Es una de las oportunidades clave de un centro como este en Stanford: contar con personal de las ocho facultades, trabajando juntos para pensar en nuevos enfoques e identificar los principios clave que llevan a las personas a la marginación, ya sea por motivos de género u otros aspectos de la identidad”, afirma Darmstadt. “Esa es una de las ventajas fundamentales de estar en un campus como Stanford y poder aplicar lo que aprendemos en nuestras propias comunidades, así como en comunidades como Kenia”.

Para obtener más información sobre el Centro o participar filantrópicamente, comuníquese con Payal Shah en payal.shah@lpfch.org.