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Un bebé nace cerca de la ciudad de Nueva York. Padece atresia pulmonar con colaterales aortopulmonares, una de las cardiopatías congénitas más complejas. Sus arterias pulmonares no se formaron durante la vida fetal y su capacidad para oxigenar la sangre está gravemente comprometida.

En cierto modo, el bebé tuvo suerte. Nació cerca de un hospital infantil de gran prestigio. A pesar del excelente programa de cardiología pediátrica del hospital, los médicos les informaron a los padres que su condición era tan compleja que no tenían un tratamiento efectivo para él.

A los padres se les presentan dos opciones. Una es llevar a su bebé a casa, brindarle cariño y consuelo, y prepararse para la realidad de que tiene un 50% de probabilidades de llegar a su primer cumpleaños. Y si sobrevive, se enfrenta a una calidad de vida muy precaria y a una muerte casi segura antes de los 10 años. La otra opción es llevar a su bebé a otro hospital reconocido por realizar algunas de las cirugías cardíacas más complejas del mundo.

Ese hospital no está en Nueva York, Chicago ni Boston. Los médicos del bebé recomiendan viajar al otro extremo del país hasta el Hospital Infantil Lucile Packard de Stanford, donde nuestro equipo del Centro Cardíaco Infantil ha desarrollado un programa de tratamiento para este problema que incluye técnicas de diagnóstico e imagen altamente especializadas, una corrección quirúrgica compleja e innovadora y una atención multidisciplinaria excepcional.

Gracias al generoso apoyo de la comunidad filantrópica y al liderazgo de reconocidos especialistas en cardiología pediátrica, entre ellos cirujanos, cardiólogos, anestesiólogos, intensivistas, radiólogos y enfermeras, nuestro programa ha evolucionado en los últimos 15 años, y los bebés con afecciones cardíacas graves que reciben tratamiento en nuestro hospital ahora tienen una tasa de supervivencia del 98 por ciento después de la cirugía y una supervivencia a largo plazo hasta la edad adulta de más del 90 por ciento.

En todo el mundo, miles de bebés nacen cada año con cardiopatías congénitas. En el Centro Cardíaco Infantil, brindamos atención de vanguardia no solo a pacientes como este bebé, sino también a aquellos con diversas necesidades, como insuficiencia cardíaca y trasplante, cardiopatía univentricular, cardiopatías fetales y en bebés prematuros, y cardiopatías congénitas en adultos.

Las familias que llegan a nuestro hospital lo hacen de diversas maneras. Sus bebés pueden nacer en nuestra región y ser evaluados principalmente en nuestro hospital, o pueden nacer en otro hospital infantil de referencia, donde el nivel de especialización es tal que conocen nuestras capacidades únicas. O, cada vez con mayor frecuencia, padres a quienes se les dice que no hay esperanza para su hijo toman la iniciativa y se ponen en contacto con nosotros a través de las redes sociales y sus propias investigaciones.

A pesar de los tratamientos innovadores que ofrece nuestro equipo, aún persisten muchos desafíos. El manejo de estos pacientes tan complejos requiere una gran dedicación. A pesar de los logros alcanzados, debemos seguir invirtiendo en nuestro personal y en la infraestructura de nuestro centro. Debemos continuar perfeccionando nuestros protocolos actuales para salvar más vidas, mejorar aún más nuestros ya excelentes resultados y hacer avanzar todo el campo en beneficio de los niños con cardiopatías en todo el país. Nuestro objetivo debe ser la supervivencia del 100 %.

Nuestro éxito y prestigio como programa de cardiología pediátrica de renombre son fruto de décadas de donantes y colaboradores que confían en nosotros y en nuestros pacientes. Con su continuo apoyo, esperamos afrontar los retos, seguir ampliando los límites de lo posible y lograr que todos los niños con cardiopatías alcancen la excelencia.

Este artículo apareció por primera vez en la edición de otoño de 2015 de Noticias infantiles de Lucile Packard.

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