En Stanford, cada día nuevas investigaciones mejoran los resultados para los niños con cáncer. Al estudiar desde las interacciones celulares más sutiles del cáncer hasta los resultados clínicos de terapias innovadoras, nuestros médicos investigadores descubren nuevas formas de optimizar la detección y el tratamiento del cáncer.
Recientemente, el Dr. Robbie Majzner, profesor adjunto de pediatría, y su equipo desarrollaron un nuevo método para que una potente inmunoterapia contra el cáncer sea útil no solo para las leucemias, sino también para la mayoría de los tumores sólidos. Esta inmunoterapia, que utiliza células inmunitarias modificadas genéticamente llamadas células CAR-T, ataca las células cancerosas sin dañar el tejido sano.
Otro estudio de Majzner muestra avances en la mejora de las probabilidades de supervivencia de niños con neuroblastoma, un cáncer de las células nerviosas que suele afectar a menores de 5 años. Si bien hace años se desarrollaron tratamientos para ayudar al sistema inmunitario a atacar las células tumorales del neuroblastoma, algunos pacientes pediátricos no respondieron. La investigación de Majzner descubrió que un fármaco anticancerígeno ya existente podía generar esa respuesta inmunitaria.
Investigaciones similares realizadas por Majzner sugieren que administrar dos anticuerpos anticancerígenos a pacientes con neuroblastoma u osteosarcoma, un cáncer de hueso que afecta principalmente a adolescentes y adultos jóvenes, sería mucho más eficaz que administrar solo uno. Ya ha comenzado un ensayo clínico con aproximadamente 80 niños y adultos jóvenes con neuroblastoma recidivante o resistente al tratamiento, u osteosarcoma recidivante.
La Dra. Kara Davis, profesora adjunta de pediatría en Stanford, utiliza el análisis unicelular de tumores cancerosos para investigar la amplia variedad de células cancerosas que pueden existir dentro de un solo tumor. Esta diversidad de células tumorales podría explicar las recaídas tras la respuesta al tratamiento.
El estudio de Davis sobre los procesos que conducen al desarrollo del cáncer y que pueden predisponer a un paciente a una recaída seguirá ayudándola a ella y a otros investigadores a identificar los mejores tratamientos para los cánceres infantiles. Su trabajo también podría reducir la toxicidad y los efectos secundarios del tratamiento, así como la duración del mismo.
