Ciclista de montaña, campeón de la alergia alimentaria
Introducir alimentos sólidos a los bebés puede ser un poco complicado y emocionante, pero para la familia de Anthony, también resultó aterrador. Un encuentro con yogur provocó que Anthony perdiera el conocimiento.
Conmocionada, su madre, Kate, llamó al 911. Observó cómo Anthony desarrollaba urticaria desde la cabeza hasta los pies.
“Ese día todo nuestro mundo cambió”, recuerda Kate.
A Anthony le diagnosticaron varias alergias alimentarias potencialmente mortales: leche, cacahuetes, legumbres y huevo. Sus alergias eran tan intensas que, de pequeño, llevaba una riñonera con dos epi-pens y aprendió a administrarse epinefrina él mismo. No se sentía cómodo en casa de sus amigos y a veces se rascaba la piel hasta sangrar; reaccionaba constantemente a pequeñas cantidades de alérgenos en su entorno.
El mundo de la familia se volvió muy pequeño. No podían viajar a lugares que no estuvieran cerca de un hospital, y Kate tenía miedo de volar en aviones que no pudieran aterrizar rápidamente.
La esperanza llegó en forma de un ensayo clínico realizado en el Centro Sean N. Parker para la Investigación de Alergias y Asma de la Universidad de Stanford. Anthony se inscribió en el estudio de tres años cuando tenía 7 años. Su familia viajaba tres veces por semana a citas donde Anthony se exponía a sus alérgenos en un entorno controlado y le suministraban medicamentos que regulaban las reacciones de su cuerpo. Sin duda, no fue fácil. A veces, Anthony tenía reacciones intensas; en una ocasión, necesitó dos inyecciones de EpiPen a la vez. Pero a pesar de todo, él y su familia confiaron en el equipo del Centro y perseveraron.
“Anthony ha aprendido cómo responde su cuerpo a sus alérgenos y puede responder adecuadamente”, dice Kate.
Hoy, Anthony puede afrontar sus alérgenos y su vida no corre peligro. Su familia pudo mudarse más lejos del Packard Children's y más cerca de su lugar favorito para andar en bicicleta de montaña: el Monte Tamalpais. Va a esquiar con amigos e incluso puede desplazarse más allá del alcance de la señal de celular en sus aventuras.
El futuro es brillante y Anthony cree que quizás quiera seguir los pasos de aquellos que tuvieron un impacto tan increíble en su vida y convertirse en alergista.
“Vi cómo abrieron mi mundo y quiero hacer lo mismo para otras personas”, dice Anthony.
La investigación que impactó la vida de Anthony no habría sido posible sin los donantes que apoyan al Centro de Alergias.
Al reflexionar sobre su experiencia y todo lo que le costó llegar hasta aquí, Anthony dice que se inspira en algo que dijo Martin Luther King, Jr. durante un discurso en 1960: «Si no puedes volar, corre. Si no puedes correr, camina. Si no puedes caminar, arrástrate. Pero hagas lo que hagas, tienes que seguir adelante».
Ven a correr con Anthony el 25 de junio y anima a todas nuestras increíbles familias con alergias alimentarias mientras continúan sus viajes.


