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Chrystian estaba aturdido. ¡Esto era todo!

Justo el día de su cumpleaños, antes incluso de que pudieran cantarle “Cumpleaños feliz” o servirle su pastel Oreo favorito, la prometida de Chrystian, Cassandra, anunció: “Se me acaba de romper la fuente”.

Tres semanas antes de la fecha prevista, el pequeño Jayden llegó al hospital local de King City, California. Inmediatamente fue rodeado por un atento equipo médico.

“Cuando nació Jayden, vimos cómo su pecho se expandía y contraía muy rápido”, recuerda Chrystian. “Nunca antes había visto un pecho expandirse y contraerse así. Sabíamos que algo andaba mal”.

Sus médicos identificaron un soplo cardíaco y rápidamente llamaron a una ambulancia para trasladar a Jayden 126 millas al norte al Hospital Infantil Lucile Packard de Stanford.

Aun en medio de la incertidumbre, Chrystian sintió una gran tranquilidad al llegar a Palo Alto. «Supe que estábamos en el mejor lugar posible», afirma.

En nuestra unidad de cuidados intensivos neonatales, el equipo médico de Jayden se puso manos a la obra, insertándole una sonda de alimentación y preparando las máquinas para ayudarle a respirar.

Durante esos primeros días largos y emocionalmente agotadores, Jayden, Chrystian y Cassandra contaron con el apoyo de la familia y los servicios sociales, algo posible gracias a donantes como usted.

“Todo fue de gran ayuda”, dice Chrystian. “Teníamos nuestra propia habitación en el hospital para poder estar cerca de Jayden. Nuestra trabajadora social nos dio vales de comida gratuitos. Cada pequeño gesto fue de gran ayuda porque ahora mismo no tenemos mucho dinero para gastar”.

Pasaron más de cinco días antes de que Chrystian y Cassandra pudieran tener a su pequeño en brazos por primera vez.

“Me daba miedo tenerlo en brazos”, recuerda Chrystian. “Era tan frágil; no quería hacerle daño ni siquiera ponerle pañales al principio. Pero tenía muchísimas ganas de besarle la carita”.

Finalmente, la salud de Jayden se estabilizó y recibió el alta para regresar a casa con su familia.

“Los médicos nos dijeron que los bebés que nacen con soplos cardíacos suelen desarrollarse sin problemas y llevar una vida sana”, dice Chrystian. Hoy, Jayden tiene 5 meses y está muy bien. “Ahora es mi pequeño luchador y quiero criarlo para que sea una persona fuerte. Ojalá algún día pueda practicar deportes, ir a la universidad y tener un buen rendimiento académico”.

A donantes generosos como ustedes, que apoyan nuestro hospital y a pacientes como Jayden, Chrystian les dice: “Gracias por su generosidad. Sin sus donaciones, no creo que hubiéramos podido brindar la excelente atención que recibimos. Muchas familias viajan desde muy lejos para llegar a este hospital, y quiero expresarles nuestro profundo agradecimiento por su contribución”.