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Madeline Hall, gerente de desarrollo de subvenciones de la Fundación del Hospital Infantil del Condado de Orange, sabe de primera mano lo difícil que puede ser financiar la coordinación de la atención para niños con necesidades especiales de salud. Ha sido fundamental para encontrar financiación para el trabajo de la Fundación. Colaboración de Coordinación de Cuidado Infantil del Condado de OrangeEn este artículo invitado, comparte lo que ha aprendido y ofrece inspiración a quienes realizan un trabajo similar.

Cuando me contactaron por primera vez para escribir una entrada de blog sobre «cómo mantener las coaliciones de coordinación de atención a largo plazo mediante la búsqueda de subvenciones», entré en pánico. Nunca he escrito en un blog. No leo blogs (sin ánimo de ofender a mis fieles seguidores, simplemente no lo considero). Y estoy bastante segura de que escribir sobre sostenibilidad no es ni de lejos tan apasionante como escribir sobre, por ejemplo, cocinar todas las recetas de Julia Child o hacer senderismo en el desierto de Gobi. Pero allá voy…

En primer lugar, la idea de que prácticamente cualquier cosa se pueda financiar mediante la búsqueda de subvenciones es, en gran medida, un mito. Las prioridades de los financiadores cambian. Los donantes buscan que otros los reemplacen. Las necesidades humanas constantes se ven afectadas por los altibajos de la atención pública y los últimos hallazgos de investigación. Además, está la realidad de explicar la coordinación de la atención. En teoría, cualquier causa debería poder resumirse en una breve explicación, pero describir la coordinación de la atención requiere mucho más. Existe esa compleja y abrumadora lista de condiciones excluidas, limitaciones de cobertura, edades muy tempranas o muy avanzadas, sistemas desconectados, puntuaciones demasiado altas o muy bajas, la espera de 90 días… y la lista continúa.

Además, justificar la coordinación de la atención presenta desafíos inherentes:

  • Si se implementa correctamente, la coordinación de la atención ofrece beneficios como el ahorro de costos, que puede ser difícil de cuantificar. Los defensores de la educación preescolar han impulsado cálculos sobre el ahorro futuro en educación, servicios sociales y justicia juvenil. De igual manera, los datos de ahorro ampliamente difundidos sobre la coordinación de la atención podrían algún día servir para justificar la financiación, e incluso los reembolsos correspondientes.

  • La mayoría de mis colegas reconocen que, a pesar del potencial de la tecnología, la coordinación de la atención se logra realmente mediante la construcción de relaciones. Con frecuencia, un problema aparentemente irresoluble se soluciona cuando personas de diferentes agencias, departamentos y grupos de padres pueden simplemente comunicarse entre sí. (Esto es lo que ha ocurrido en nuestra propia iniciativa colaborativa, apoyada por la Fundación Lucile Packard para la Salud Infantil). Se necesita apoyo continuo para este vínculo, incluyendo financiación para el personal, pero obtener dicho apoyo puede ser difícil.

  • La necesidad de coordinación de la atención persistirá e incluso aumentará a medida que los niños con necesidades especiales de salud crezcan. Es fundamental que los financiadores y legisladores con sensibilidad hacia estas necesidades comprendan los desafíos de la transición a la vida adulta en materia de vivienda, atención médica, transporte y otras necesidades esenciales para lograr una buena calidad de vida. Lamentablemente, buscar apoyo para un problema que no desaparece no siempre motiva la donación de dinero.

¿Cuál es, entonces, el papel de la búsqueda de subvenciones? Como es obvio, las subvenciones deben considerarse una parte, no la totalidad, de cualquier modelo de financiación. La coordinación de la atención —y, de hecho, cualquier función que contribuya al cuidado de las personas más vulnerables de nuestra sociedad— debe contar con una combinación de apoyo gubernamental (legislación, políticas, programas sociales), filantrópico y empresarial (es decir, reembolsos equitativos de las aseguradoras privadas).

Un modelo de apoyo diverso abre la puerta a colaboraciones interesantes, como la que estamos desarrollando en nuestra propia iniciativa colaborativa del Condado de Orange: acceder a fondos federales de Participación Financiera a través de la Enfermería de Salud Pública para contratar a un coordinador de atención interinstitucional que abordará las barreras más difíciles. Se requiere una contrapartida privada del 25 %, que se obtiene mediante la búsqueda de subvenciones. También hemos tenido cierto éxito con fundaciones familiares locales que cuentan con capacidad para otorgar subvenciones de entre 10 000 y 20 000 dólares y que responden a las historias de los desafíos que enfrentan los padres a diario.

Por lo tanto, las subvenciones son más eficaces cuando actúan como catalizadores: visibilizando y subsanando las deficiencias de nuestro sistema de atención, o facilitando el trabajo necesario que, en última instancia, recibirá apoyo de diversas fuentes. Recorrer el camino hacia un modelo de financiación diverso y sostenible para la coordinación de la atención será como adentrarse en el desierto de Gobi, pero es el arduo trabajo que hay que realizar, y nunca en soledad.