Transición a la atención para adultos: ¿Qué tiene que ver la edad con esto?
A medida que los niños con problemas médicos crónicos llegan a la adolescencia, los profesionales de la salud pediátrica esperan que sus pacientes, que están madurando, se adapten a entornos de atención médica para adultos. Sin embargo, muchos profesionales de la salud para adultos no están preparados para asumir la responsabilidad de pacientes adultos con afecciones crónicas tradicionalmente consideradas pediátricas. En un artículo publicado en la edición digital de mayo de 2015 de PediatríaEdward L. Schor, MD, ofrece un enfoque alternativo a la colaboración entre profesionales de la salud, con el objetivo de aprovechar al máximo su experiencia individual y, al mismo tiempo, satisfacer las necesidades de sus pacientes de todas las edades.
El artículo reconoce que la transición de la adolescencia a la adultez se ha visto influenciada en gran medida por las normas sociales del pasado: llegar a los 21 años o ser capaz de cubrir las propias necesidades básicas. En el ámbito sanitario, la transición de la atención pediátrica a la de adultos puede ser iniciada por pacientes y profesionales por diversas razones. Los adultos jóvenes pueden preferir ser atendidos por un médico cuya sala de espera no esté llena de bebés y niños; la transición también puede considerarse un rito de paso para los adolescentes en proceso de maduración. O bien, los pediatras, que habitualmente no están formados en el tratamiento de adultos jóvenes, pueden sentirse incómodos examinando a pacientes físicamente más corpulentos. La liberación de la responsabilidad de la atención por parte de los pediatras y subespecialistas pediátricos ha sido una norma en gran medida incuestionable.
En el otro extremo de la transición, los profesionales de atención primaria para adultos generalmente pueden brindar atención primaria a adultos jóvenes y se sienten cómodos consultando con especialistas cuando es necesario. Los especialistas en medicina para adultos, por otro lado, están capacitados para abordar problemas de salud que aparecen en la edad adulta, pero podrían no tener la capacitación ni la experiencia necesarias para atender a pacientes con afecciones crónicas y complejas que suelen presentarse en niños. El Dr. Schor presenta una interpretación novedosa del rol del subespecialista pediátrico para abordar este desafío.
Si los subespecialistas pediátricos siguieran atendiendo a sus pacientes más allá de un límite de edad arbitrario, redefiniendo sus responsabilidades como específicas de la condición en lugar de específicas de la edad, se reduciría la necesidad de transición de la atención de subespecialidad a proveedores adultos.
El artículo describe el patrón convencional de comunicación entre los profesionales de la salud pediátrica y de adultos y sugiere una nueva estructura de colaboración. El Dr. Schor propone que los subespecialistas pediátricos sigan gestionando las enfermedades pediátricas crónicas en colaboración con internistas o médicos de familia y especialistas en adultos (quienes pueden abordar problemas de salud más complejos que se presentan en la edad adulta). Esta gestión conjunta reflexiva, en la que los profesionales planifican y brindan de forma colaborativa una atención coordinada y de alta calidad, aprovecharía la experiencia de cada miembro del equipo y reduciría la dificultad de la transición para esta población.
Pediatría Los suscriptores pueden acceder al artículo completo, por Edward L. Schor, MD, de la Fundación Lucile Packard para la Salud Infantil.



