Aprender haciendo: Detección de la depresión materna y evaluación del riesgo psicosocial familiar
Cada vez hay mayor conciencia sobre el impacto de las experiencias estresantes en la infancia sobre la salud individual, cuyos efectos pueden extenderse hasta la edad adulta. Para asegurar la identificación temprana y la intervención en estos factores de riesgo psicosociales, muchos recurren a los profesionales de la salud infantil, solicitándoles que incorporen la evaluación de los determinantes sociales de la salud como parte de la atención pediátrica preventiva de rutina.
Los centros de atención pediátrica son un entorno lógico para esta actividad, ya que ofrecen un punto de contacto casi universal con los niños pequeños y sus padres. Preguntar sobre las circunstancias psicosociales que podrían afectar negativamente a los niños y realizar pruebas de detección es algo que los profesionales de la salud infantil están dispuestos a hacer, y con lo que los padres se sienten cómodos en ese contexto.
Sin embargo, la detección debe ir acompañada de respuestas adecuadas, ya sean preguntas adicionales, apoyo emocional, tratamiento o derivación a otros profesionales de la comunidad. Dada la amplia gama de problemas que pueden identificarse (por ejemplo, violencia familiar, falta de vivienda, pobreza, abuso de sustancias, mala salud de los padres, inseguridad alimentaria, etc.), los centros que realizan una detección integral deben estar preparados para afrontar los hallazgos. La mayoría no lo está. Lograr la capacidad de identificar y abordar eficazmente estos problemas puede requerir cambios en la plantilla, el flujo de pacientes, la distribución del tiempo, la facturación y los sistemas de derivación y conexión con otros proveedores de servicios.
Como punto de partida, los centros de salud podrían optar por seleccionar un factor de riesgo para evaluar y para el cual puedan elaborar un plan de respuesta eficaz. Uno de los problemas psicosociales familiares más frecuentes, con claras repercusiones en el desarrollo y el bienestar infantil, es la depresión materna. Si bien los pediatras suelen reconocer su responsabilidad en la identificación de esta situación, pocos la evalúan de forma rutinaria. Las investigaciones han demostrado que dicha evaluación es factible y aceptable en la práctica pediátrica. Además, la derivación a profesionales de la salud para adultos y de la salud mental, así como a servicios de apoyo familiar, puede iniciar el proceso de ayuda a los padres afectados.
Una vez que un centro de salud ha establecido patrones que permiten al personal detectar un único factor de riesgo, por ejemplo, la depresión materna, puede aprovechar esa experiencia para incorporar una evaluación psicosocial más completa como parte de sus servicios.


