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En una luminosa sala de la clínica de neurociencias del Hospital Infantil Lucile Packard de Stanford, Kirandeep, de 24 años, se reúne con su neurocirujano, el Dr. Michael SB Edwards. 

Mientras Edwards habla con Kirandeep y sus padres, también incluye a Becky Edens en la conversación. Sin Edens, esta interacción médico-paciente no sería posible.

Kirandeep es sordo y Edens es intérprete médico de lengua de señas americana (ASL), formando parte de un equipo que facilita la comunicación entre nuestro personal y pacientes en 10 idiomas diferentes. El servicio de interpretación desempeña un papel fundamental en la prestación de una atención excepcional en nuestro hospital, donde se estima que el 40 % de las familias de los pacientes son principalmente hispanohablantes, y muchas otras hablan chino, vietnamita, ruso y árabe.

“Una distinción importante entre la interpretación en el ámbito sanitario y otros tipos de interpretación es que el intérprete no es solo un filtro”, explica María Cifuentes, intérprete-traductora y subdirectora del departamento de Servicios de Interpretación. “El intérprete médico es, de hecho, un miembro activo del equipo asistencial; comparte el mismo objetivo de garantizar el bienestar del paciente”.

Al final del pasillo, donde se encuentran Kirandeep y Edwards, la Dra. Autumn Ivy, residente de neurología, visita a Sofía, de diez meses, y a su madre. Durante la consulta, Beatriz Pegueros interpreta la comunicación entre la doctora y la familia de Sofía en español.

Pegueros calcula que atiende entre seis y doce familias como la de Sofía en un día normal, pero con algunos pacientes, necesita sesiones mucho más largas. «En casos de trasplantes u otras situaciones complejas, podemos estar con una familia todo el día mientras se reúnen con médicos, equipos pre y postoperatorios, trabajadores sociales, nutricionistas y otros profesionales», explica.

Tras casi tres décadas de servicio, Pegueros es la intérprete con más antigüedad en nuestro hospital. Ha visto crecer el departamento desde un solo empleado a tiempo completo, apoyado por voluntarios, hasta los 40 intérpretes que hay hoy en día.

“Prestamos servicio a todas las áreas del hospital, incluidas las unidades de cuidados intensivos, los quirófanos, las clínicas, la capellanía y más”, dice Viviane Vanderwoud, MBA, gerente del departamento.

Gracias a la generosidad de los donantes, se proporcionó un apoyo de $200,000 por parte de la Fondo para la Infancia al equipo de Servicios de Interpretación en 2014. 

La interpretación se diferencia de la traducción en que la comunicación es verbal y se produce en tiempo real. El intérprete debe recibir la información que escucha de un médico u otro miembro del personal y transmitirla al idioma principal del paciente, teniendo en cuenta los términos técnicos y las normas culturales, y viceversa.

“Para algunos pacientes, los intérpretes pueden ayudar a superar una barrera”, dice Cifuentes.

El intérprete facilita la comunicación sobre detalles vitales de la atención del paciente y ayuda a desenvolverse en conversaciones muy complejas en los casos médicos, a menudo complicados, de nuestro hospital. 

Hay intérpretes de español disponibles presencialmente las 24 horas del día, los siete días de la semana. También hay intérpretes de otros idiomas disponibles presencialmente durante el horario laboral y con cita previa, o por teléfono las 24 horas. En el futuro, el equipo espera ampliar sus capacidades de videoconferencia y ofrecer formación continua a los 15 intérpretes suplentes.

“Lo mejor de mi trabajo es la satisfacción inmediata que me produce poder ayudar a las familias”, afirma Pegueros. “Las familias y los médicos comprenden que estoy ahí para facilitarles la vida con el objetivo de brindar la mejor atención a nuestros pacientes”.

Este artículo apareció por primera vez en el número de otoño de 2015 de la Actualización del Fondo para la Infancia.