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En nuestro trabajo con la comunidad para brindar educación sobre bienestar, depresión y prevención del suicidio, escuchamos a los estudiantes plantear cuestiones importantes sobre salud mental. A continuación, presentamos algunas de las preguntas y respuestas más frecuentes.

P: Cuando un amigo está deprimido, ¿es mejor intentar primero ayudarle o acudir directamente a un padre o a un terapeuta?

R: Depende. Si te sientes capaz de hablar con tu amigo sobre tus preocupaciones, este puede ser un excelente primer paso. Al hablar con él, anímalo a buscar ayuda de un consejero u otro adulto de confianza. Si ya lo has intentado o no te sientes cómodo hablando con él, habla con un padre, un profesor, un consejero, un médico u otro adulto de confianza e infórmale sobre los cambios que has notado. Este adulto debería ponerse en contacto con tu amigo y asegurarse de que reciba la ayuda que necesita. Recuerda que al hablar con un adulto cuando te preocupa un amigo, no lo estás metiendo en problemas, sino ayudándolo a salir de ellos.

P: ¿Por qué tan pocos adolescentes reciben ayuda para su depresión o ansiedad?

A: Algunos adolescentes tal vez no reconozcan que lo que sienten es depresión. Otros tal vez no sepan dónde buscar ayuda o no se den cuenta de que la depresión es una afección tratable. Otros tal vez tengan miedo de contarles a los demás lo que les pasa por el estigma social o porque piensan que es algo que deberían poder superar solos.

La depresión clínica es común (entre el 20 y el 25 por ciento de los adolescentes experimentarán algún tipo de depresión antes de graduarse de la preparatoria). Se puede tratar con éxito con ayuda profesional, por lo que es importante que busques ayuda, ya sea para ti o para un amigo, en cuanto notes señales de depresión. La depresión no es algo que puedas ni debas afrontar solo.

P: ¿Cuánto tiempo puede tardar el estrés en convertirse en “angustia”, y luego la angustia en depresión?

R: Depende de cada persona y del grado de estrés. El estrés es parte de la vida cotidiana, y aprender a afrontarlo y adaptarse puede ser muy útil. No todos reaccionan igual ante un mismo factor estresante, y aunque todos sentimos algo de estrés a veces, no todos desarrollamos angustia o, con el tiempo, depresión. Es más probable que desarrolles depresión como resultado de un factor estresante continuo, si tienes un hermano o padre que ha tenido depresión, si has experimentado depresión en el pasado o si estás lidiando con más de un factor estresante desafiante a la vez.

Las estrategias y los recursos para afrontar las dificultades (como buscar el apoyo de amigos y adultos de confianza, relajarse y realizar actividades que disfrutes) pueden ayudarte a lidiar eficazmente con un evento o circunstancia estresante. La depresión no debe afrontarse en soledad. Hay ayuda disponible en nuestras escuelas y en la comunidad.

P: ¿Es la ansiedad una forma de depresión?

A: No, la ansiedad es un problema de salud mental diferente, pero las investigaciones muestran que las personas ansiosas pueden tener mayor probabilidad de desarrollar depresión. La ansiedad puede preceder a la depresión, pero es común que ambas se presenten juntas.

P: ¿Qué ocurre si tengo síntomas de depresión, pero son intermitentes?

A: Es importante distinguir entre un estado de ánimo depresivo ocasional, que todos experimentamos transitoriamente en algún momento, y una depresión clínica. Para un diagnóstico clínico de depresión, los síntomas deben estar presentes casi todo el tiempo, todos los días, durante al menos dos semanas. Sin embargo, si te preocupa cómo te sientes, habla con alguien que pueda ayudarte.

P: ¿Cómo podemos obtener ayuda en nuestra comunidad?

R: Hay muchos recursos. Habla con tu padre o madre, con el padre o madre de un amigo o amiga que te preocupa, o con otro adulto de confianza para intentar identificar la causa de esos sentimientos y si se puede hacer algo para ayudar (respuestas: sí, puede ser depresión, y sí, ¡se puede hacer algo para ayudar!). 

Puedes hablar con un orientador escolar, el personal de salud mental del colegio o con otro adulto de confianza en el centro. Por supuesto, los médicos de atención primaria (pediatra, médico de familia, enfermero/a) también pueden ser un excelente primer contacto, ya que pueden evaluarte y, a menudo, tratarte directamente. Si es necesario, pueden derivarte a un profesional de la salud mental.

Signos y síntomas de la depresión:

  • Sentimientos de tristeza
  • Pérdida de interés o placer en las actividades normales
  • Irritabilidad, frustración o sentimientos de ira, incluso por cosas pequeñas.
  • Cambios en los hábitos de sueño (ya sea insomnio o sueño excesivo)
  • Cambios en el apetito (disminución o aumento)
  • Agitación o inquietud (caminar de un lado a otro, retorcerse las manos, incapacidad para quedarse quieto)
  • Fatiga, cansancio, lentitud mental, pérdida de energía (incluso las tareas pequeñas parecen requerir mucho esfuerzo).
  • Sentimientos de inutilidad o culpa, fijación en fracasos/errores del pasado o autocrítica cuando las cosas no van bien, preocupación
  • Dificultad para pensar, concentrarse, tomar decisiones y/o recordar cosas
  • Pensamientos frecuentes sobre la muerte, el morir o el suicidio
  • Llorar sin razón aparente
  • Problemas físicos inexplicables (especialmente relacionados con el dolor), como dolor de espalda, dolores de cabeza o dolores de estómago.

Para programar una cita en Salud Mental Infantil y Adolescente en el Hospital Infantil Lucile Packard de Stanford, llame al (650) 723-5511.

Puede encontrar recursos adicionales en supportLPCH.org/recursosdesaludmental

Este artículo apareció por primera vez en la edición de otoño de 2016 de Noticias infantiles de Lucile Packard.